Visita guiada al Museo Arqueológico de Almería
Al-Mariyya. Puerta de Oriente
El miércoles 29 de Abril el grupo de 2º ESO A con el profesor D. Diego Giménez Machado tuvo la oportunidad
de entre las distintas rutas que se establecieron ese día, de asistir a la recién inaugurada exposición en
el museo arqueológico
“Al-Mariyya. Puerta de Oriente”
. Con salida desde el Centro a las 9:15 H y guiados por un técnico del museo. El alumnado se iba a
encontrar con unas de las mejores exposiciones almorávides de España que surge como celebración del milenio
de la taifa almeriense.
Al-Mariyya. Puerta de Oriente
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La exposición se organizaba en una secuencia didáctica con siete grandes secciones
divididas a su vez en diversas unidades temáticas. Dichas secciones eran:
- La religión.
- La ciudad.
- La casa.
- El palacio.
- La artesanía.
- El comercio.
- La guerra.
Todo ello suponía una oportunidad única de aproximarse a la historia y la arqueología de un largo período de
la evolución de Almería que abarca desde la irrupción musulmana del 711 hasta la definitiva expulsión de los
moriscos, ya en los albores del siglo XVI. Un viaje en el tiempo con un enfoque multidisciplinario que no
dejaría indiferente a ningún alumno del Centro.
En ella pueden verse piezas que nadie ha podido contemplar desde el cierre del Museo de Almería que tuvo lugar
en 1991, esto es, hace veintitrés años. En aquella exposición que ya pocos recuerdan se encontraba lo mejor de
las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la Mezquita Mayor de Almería en los años treinta del pasado
siglo y en la Alcazaba de Almería en las décadas de los cuarenta y cincuenta.
Pero también se exhibe una buena muestra de los materiales arqueológicos exhumados en las numerosísimas
excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la provincia de Almería desde el año 1984 en que la Junta de
Andalucía recibió el traspaso de las competencias en materia de tutela sobre el patrimonio histórico.
Pero, sobre todo, de las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la capital almeriense entre esa misma
fecha y principios del 2015,
pues pueden verse en la muestra objetos extraídos en las recentísimas excavaciones llevadas a cabo en el
conocido como “Mesón Gitano”, en las faldas de la Alcazaba de Almería.
Así mismo, la exposición reúne piezas que se encuentran de forma estable en la propia sede del Museo de
Almería, tanto como otras depositadas en la Alcazaba o incluso en algún espacio local, como la Colección
Museo-gráfica de El Ejido. A ellas hay que sumar las Capitulaciones de Almería de 1489, procedentes del
Archivo de la Real Chancillería de Granada.
En total se exponen más de 300 piezas de todo tipo. Allí están los humildes materiales de construcción de las
casas, las columnas, las refinadas decoraciones de estuco extraídas de sus paredes, las yeserías, las
artesanías, los juguetes, los objetos de adorno (pendientes, pulseras, anillos…), el instrumental doméstico
para el adorno y el cuidado personal, los amuletos. La moneda, el reloj, las armas, los documentos, las
inscripciones, los elementos para señalar las sepulturas en los cementerios y los más curiosos epitafios de
los almerienses de entonces.
Allí puede verse el esfuerzo y el trabajo de las personas humildes. En el frente de batalla, en los campos de
labranza aterrazados, en las barcas de pesca, en la cocina y en los talleres artesanales: fundiciones,
alfares, telares, curtidurías… Pero también se asoman allí fugazmente el alfaquí, el cadí, el rey de la taifa
y el propio califa de Córdoba. El mundo urbano frente al mundo rural. Las clases dirigentes frente a la
comunidad musulmana.
Allí están retratados el parto, la infancia y la madurez, las relaciones familiares, la mujer y el hombre. El
trabajo, sí. Pero también el ocio. Y, sobre todo, la piedad religiosa de una población cuyo descriptor más
unánime no puede ser otro que el de una sociedad islámica. Allí vemos a los fieles en oración, observando el
ayuno o practicando la limosna.
Vemos el cementerio y la mezquita. La pureza del alma y la paralela limpieza del cuerpo materializadas en las
abluciones diarias y en la concurrencia a los baños públicos. Al terminar la visita el alumnado quedó con una
sensación de que habían visto como eran los almerienses hace nada menos que mil años. Indistinta la raza, la
sociedad o la cultura ellos ya estuvieron aquí y aquí quedó su patrimonio.